EL MUNDO DE LA IMAGINACIÓN ES MÁS GRANDE QUE EL MUNDO REAL

lunes, 29 de marzo de 2010

FALSOS PROFETAS

A veces me pregunto: ¿Qué hago yo desde mi lado para pedir que algo no suceda nunca más? Creo que no hace falta llevar una remera que muestre como un estandarte lo que cada uno de nosotros somos. Cada día son más los dioses de banderas y cada vez hay menos héroes. ¿De qué sirve recordar una fecha si no existe un ideal? ¿De qué te sirve unirte a un ideal si ni siquiera entendés tu propia vida? Son las preguntas que nacen un día como hoy, pero que volaron alto durante años y siguen vigentes. Sin embargo cada uno se toma la libertad de hacer lo que quiera con ellas. El que quiere puede hacer oídos sordos, otros levantar una bandera en forma de protesta, algunos simplemente ignoran lo que pasa por delante de sus ojos. Estas son algunas de las libertades que la gente se toma cuando están en presencia de estas preguntas. Ante este clima, llega la facilidad de transgiversar, y el creador de eso no sos vos, ni soy yo, es un don nadie que alimenta de basura a todo aquel que se detiene por un momento a escucharlo. Cree tener una remera pesada, llena de historia, pero no es así. Sus ideas vuelan muy bajo, sus mensajes carecen de sentido y finge ser un líder. La falta de información y el desinterés hace que estos personajes sean cada vez más. De esta manera, la ignorancia aumenta y son más las personas que piensan que la vida es solamente un número en el calendario. Por un lado, personajes, a los que yo denomino “falsos profetas”, por el otro, personas que quieren encontrar la respuesta de todas las preguntas que nacen en el día de hoy, pero que no van a morir jamás, esas personas que piden justicia sin recurrir a la violencia y comparten un ideal sólido, inquebrantable. Hablar por hablar sin distinguir mentiras y verdades, ponerse cualquier remera y subirse al primer tren que pase, están siendo unas de las nuevas costumbres argentinas, aunque este problema es algo que se arrastra desde hace años. Que podamos homenajear y solidarizarnos con aquellos que se merecen nuestro mayor respeto, no nos da el derecho de hacer o decir lo que se nos de la gana sin medir nuestras palabras y actos. Nunca se tiene que perder el respeto y que cada uno manifieste a su manera, con una buena justificación, su propio ideal.

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