EL MUNDO DE LA IMAGINACIÓN ES MÁS GRANDE QUE EL MUNDO REAL

jueves, 3 de marzo de 2011

LA REVOLUCIÓN DE MIS COSAS

Recuerdo que aquella tarde había salido de mi casa, después de haber tenido una fuerte discusión con mis cosas. No podíamos llegar a un acuerdo, nos negabamos por completo a ser parte de una misma identidad y decidimos separarnos para formar una vida diferente, donde no tengamos que depender uno del otro. Nos aferrabamos a cosas distintas, y por momentos sentíamos la sensasión de que algo nos faltaba. Sin embargo, ya me había acostumbrado a la idea de que mis cosas me habían olvidado entre sus cosas, aunque yo no podía desarraigarlas de mi mente. Después de la separación me di cuenta de que nada se asemejaba a nada y todo me seguía pareciendo poco, la imagen simbólica de una mitad casi perfecta había sido solamente un concepto inconcluso que yo tenía de algo que desconocía totalmente.

Fui en busca de nuevas cosas y entre toda la multitud de gente y el inconsciente material formado por aquellas partículas infinitas que no tienen similitud alguna con lo espiritual, no pude encontrar algo que pueda hacerme cambiar el humor.

Yo solo buscaba por el simple hecho de poseer, y nada ni nadie se quería someter a esa esclavitud, debe ser por eso que se generó, muy lentamente, la revolución de mis cosas.

Solía aburrirme facilmente y hasta el día de hoy no hay algo que perdure en el tiempo, todo es pasajero y a la vez cíclico. Cuando algo vuelve a su lugar, se retoma nuevamente la revolución y lo peor de todo es que cuesta una eternidad reaccionar ante esa situación.

Estuve a punto de salir a ningún lugar para dejarle mi memoria a la primera persona que se me cruce, pero decidí dejar a un costado mi orgullo y olvidarme de que realmente soy de esta manera, para poder enfrentarme a lo que nunca tuve el coraje afrontar.

Mis cosas no volvieron a su lugar, siguieron su paso y no dejaron ningún rastro de aquellos buenos momentos, que por cierto, fueron muchos más que los malos. Recién ahora pude reaccionar, justo en el momento que siento que las perdí, pero es tarde, ya no me puedo lamentar de algo que ahora forma parte de mi pasado, pero duele saber que podrían haber sido parte de mi eternidad.

Aprendé a convivir con todo lo que te rodea para evitar la revolución de tus cosas!