EL MUNDO DE LA IMAGINACIÓN ES MÁS GRANDE QUE EL MUNDO REAL

martes, 18 de agosto de 2009

VAIVÉN: LO INESPERADO Y LAS EXPERIENCIAS

Vivimos en un vaivén y así vamos sometidos a reflejarnos los unos a los otros sin dejar rastro alguno de lo que va a quedar después de que nos enfrentemos con las dos caras que nos hablan, nos miran y nos hacen pensar más de la cuenta.
Afuera la mañana llora desconsoladamente, se apagaron las luces de tus ojos y eso era lo último que esperaba en el día de hoy. Sin embargo no pierdo las esperanzas de que llegue lo inesperado, aquello que me deja inmóvil, casi en un estado de idiotez y saca lo mejor de mi evadiéndome de todo mal, lo que vive guardado y despierta en ocasiones especiales, cuando del otro lado percibo mi otra mitad.
A veces estoy muy lejos de alcanzar lo inesperado y otras tantas veces estoy muy cerca, pero a un nivel mucho mayor están las experiencias. Las que me ayudaron a distinguir la claridad de la oscuridad cuando casi no podía ver o quizás me negaba a ver algunas cosas que fueron por alguna causa. Al fin pude desterrar de mi unos cuantos fantasmas y creo que ese fue el factor desencadenante para que deje de creer en las casualidades.
Este encuentro entre lo inesperado y las experiencias no forman parte de algo casual, son complejos objetos del vaivén en el que vivimos y si dejás pasar el tiempo ya no podrán dividirse en objetos únicos, sino que pasarán a ser unidad para empañar tu entendimiento.
Toda esta suma de elementos nos lleva a querer despejar los problemas y ahí es cuando queremos hallar la facilidad. Lo que cada uno tiene a su alcance no siempre es lo que esperamos, pero en lo más simple encontramos el bienestar, y aunque sea un paso fugaz por lo inesperado dejamos pasar los pocos minutos que dura y luego, de un momento al otro, caemos en la realidad por más dura que sea. Para algunos se torna un poco insoportable esa transición, para otros es solo un paso fugaz por lo esperado, por lo predecible, lo que siempre está a la orden del día y nos deja vacios.
Las experiencias vividas generan una especie de confusión, porque ellas siempre van a estar, en cambio lo inesperado es algo ausente, que puede estar muy lejano o cercano pero que no está. Y es así como estamos lidiando entre lo que queremos y lo que no podemos dejar ir. Son dos caras y, quiérase o no, forman una misma moneda.

miércoles, 12 de agosto de 2009

PREFACIO DEL GESTICULADOR

Nuevas revelaciones e imágenes que en cada parte de su totalidad nos habla de lo que estamos viendo, conformando así un leguaje oral sin tener que decir una sola palabra y sin emitir ninguna onda sonora. Volcándose en la gesticulación y adoptando diferentes signos para que el receptor logre comprender lo que, en el interior de cada uno de nosotros, esta pasando y a la vez dejar librado al azar lo que el otro pueda llegar a entender.
De esta forma la mística sigue dejando sus huellas y en el intento de buscar algo en donde no lo hay adquirimos distintos símbolos que nos ayuden a unificar todas las ideas que llegan desde una retórica sección del universo. Aunque esto pueda generar algún tipo de problema, siempre está la duda y eso es lo que nos beneficia y nos hace ir más allá de todo, preguntándonos el porqué de las cosas sin quedarnos con la primera respuesta que viene hacia nosotros. Si bien nos alejamos de la crueldad, ella siempre estará cerca nuestro, en una mentira, en una verdad, no hay un método para ser cruel y la mayoría de las veces lo sos sin darte cuenta. Y eso debe ser lo peor de todo, la facilidad de sentirse a gusto con algo que ha generado nuestro inconsciente y en posibilidades remotas llegas a sentir la verdadera culpa.
Repasando imágenes vuelvo a reencontrarme con ese lenguaje, para algunos un tanto absurdo, sin sentido, pero que me lleva a interactuar con lo deseado, con la necesidad de fusionar mi alma y mi mente para olvidar así los males que llegaron para quedarse.
Sin la sed de prioridades ni la búsqueda de la eternidad encuentro cosas efímeras, esas cosas que de un instante al otro ya no están, pero que a su vez van a convivir conmigo por el resto de mi vida trayéndome alegría o atormentándome según mi estado de ánimo.
Ya murió la soledad, ya no hay miedos, es el camino perfecto para retornar a lo deseado y ser otra vez el gesticulador de siempre. Una llamarada enciende mi cabeza y veo llegar lo que tanto esperaba, lo demás vendrá en el futuro, por el momento no voy a decir ni una palabra más y ni una palabra menos.