SENSACIONES INVISIBLES

Nunca me sedujo la idea de ser uno más y si en algún momento hubiera una mera posibilidad de que eso suceda seguramente no me sometería como un esclavo a los pies de nadie. Por eso sería mejor frenar y alejarme de lo que ocupa por demás mis pensamientos, para no dejar que se interponga mi otro yo que de a poco deja de pensar con la cabeza. Mis sentimientos se van transformando en el día a día, se hacen a medida, con el transcurrir de los minutos se modifica todo lo que no está al alcance de mi mano, son esas sensaciones invisibles que flotan en el aire y hacen que muchas veces nos demos la cabeza contra la pared.
Aunque sea por un instante, sé que no te sería fácil ser yo y para mí sería muy difícil ser vos, pero es la única manera de entender lo inentendible, por más que nadie quiera entender que es lo que realmente pasa. Justo cuando había vuelto a creer en mí, me volví a mentir y esta vez no creo que haya sido algo malo. Una fuerza que vino desde adentro me obligó a prevenir, antes de sufrir las consecuencias que puedan producir las sensaciones invisibles, que cambian de dirección en un abrir y cerrar de ojos. No puedo acostumbrarme a que esas sensaciones estén en constante cambio y no fijen un rumbo. No consigo olvidarme de lo que nunca va a ser, por más que de todo de mí para que sea y tampoco logro ponerme de acuerdo con lo que siento.
Todo lo que llega cuando no lo esperás puede irse por el mismo lugar de donde vino y es inevitable pensar en diversas posibilidades que se pueden llegar a dar. Lo mejor sería dejarse llevar y aprender a convivir con las sensaciones invisibles.
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