DESENREDATE
Hoy hay muchas cosas que no puedo ver. Cuesta hablar desde mi lado y pensar en todas esas cosas que se perdieron a lo largo de estos pocos años que me tocaron vivir. Fue como una especie de metamorfosis, una alteración de las más insólitas cosas que puedan existir. La globalización se adueñó de nosotros y a un paso cada vez más veloz se están digitalizando nuestros sentimientos más puros.
Idóneos técnicos realizaron una invención para comunicar e incomunicar a la vez y lo peor de todo es que no experimentaron sus consecuencias. Es así como estamos hoy en día, cada uno en su universo aislado de todo sin extrañar a nuestros pares, pero sin comunicación. Es un grave problema, y como dicen nuestros abuelos, antes no era así. Por eso, no me queda otra opción que ponerme a pensar en los niños que viven sujetos a este gran fantasma, encerrados hablando sin hablar con gente que está pero que no está y queriendo sin querer a través de una pantalla. Una infancia cada vez mas pobre y autista donde ya nadie tiene compasión por el otro, esto era impensado hace algunas décadas pero bueno, como siempre se dijo “los tiempos cambian”.
No busquemos culpables, pero tampoco seamos participes ni testigos de esta ola que quiere taparnos para dejarnos incomunicados del mundo. No le temas al amor ni a ser amado, porque eso es un tesoro invalorable y muy preciado, compartí tus semejanzas y diferencias con los demás, así conocerás a tus verdaderos amigos. Salí a ver las mañanas, las tardes y las noches para ver la luz y en ella encontrar una guía que te ayude a buscar tu rumbo.
Si bien todos estamos, de alguna manera, atrapados en esta red, no equivoquemos el camino, desenredate que allá afuera hay un mundo que te espera y quiere saber quien sos.