MI BAÚL DE LOS RECUERDOS
Hoy estuve a punto de salir sin rumbo, pero me quedé, atado a las cosas del pasado, atado a esas vidas lejanas que en algún momento del tiempo se cruzaron en mi vida. Tuve la libertad de elegir que camino transitar, pero el miedo no me dejó ver el cambio y esas necesidades de olvidar lo que ya pasó, lo que ya fue y lo nunca va a volver a ser. Por suerte, en mi baúl de los recuerdos siempre resaltan figuras, que todavía viven ahí adentro y salen a ver el sol justo en el mismo momento en que las necesito.
Los sueños incumplidos pueden ser grandes vestigios de mi temor a cambiar. Sin embargo nunca me resigné y traté de encontrar la forma de no aferrarme a cosas sin sentido, para no caer en la mediocridad de aquellos días grises, donde yo no era yo.
Entre algunas de esas vidas que se cruzan en mi camino siempre resaltan las particularidades, reluce todo eso que me llama poderosamente la atención. Parece ser obra del destino, el ponerme en frente de alguien que rápidamente se va dejándome con las ganas de mirarla a los ojos y poder descubrir que hay detrás de ese brillo. Veo algo injusto, es no poder recordar ni siquiera su nombre, aunque en lo más profundo de mi ser quiera abrazarme a ese recuerdo para no dejarlo ir y conservarlo por el resto de mi vida.
Igualmente no fue en vano tener en frente de mis ojos, por unos cuantos minutos, lo que siempre quise. Me ayudo a saber que es lo que tengo que buscar y no distraer mi mirada hacia lugares absurdos.
Palabras que iban y venían, sonrisas encontradas, dudas y miradas desafiantes que chocaban, todo eso en un abrir y cerrar de ojos. No hubo tiempo de explicaciones aunque nadie las pidió, no hubo más que un encuentro, aunque nadie lo espero. Y antes de que el momento se vaya, cada uno marcó su camino.
Ya se fue tu sonrisa, se me perdió tu mirada, ya abandoné tu alocada forma de ser y aunque tu presencia brille por su ausencia, siempre algo queda, porque de alguna manera voy a recordar lo que fue ayer como si fuera hoy. Aunque todo lo olvide, seguramente vos no serás un número más en mi baúl de los recuerdos.
Los sueños incumplidos pueden ser grandes vestigios de mi temor a cambiar. Sin embargo nunca me resigné y traté de encontrar la forma de no aferrarme a cosas sin sentido, para no caer en la mediocridad de aquellos días grises, donde yo no era yo.
Entre algunas de esas vidas que se cruzan en mi camino siempre resaltan las particularidades, reluce todo eso que me llama poderosamente la atención. Parece ser obra del destino, el ponerme en frente de alguien que rápidamente se va dejándome con las ganas de mirarla a los ojos y poder descubrir que hay detrás de ese brillo. Veo algo injusto, es no poder recordar ni siquiera su nombre, aunque en lo más profundo de mi ser quiera abrazarme a ese recuerdo para no dejarlo ir y conservarlo por el resto de mi vida.
Igualmente no fue en vano tener en frente de mis ojos, por unos cuantos minutos, lo que siempre quise. Me ayudo a saber que es lo que tengo que buscar y no distraer mi mirada hacia lugares absurdos.
Palabras que iban y venían, sonrisas encontradas, dudas y miradas desafiantes que chocaban, todo eso en un abrir y cerrar de ojos. No hubo tiempo de explicaciones aunque nadie las pidió, no hubo más que un encuentro, aunque nadie lo espero. Y antes de que el momento se vaya, cada uno marcó su camino.
Ya se fue tu sonrisa, se me perdió tu mirada, ya abandoné tu alocada forma de ser y aunque tu presencia brille por su ausencia, siempre algo queda, porque de alguna manera voy a recordar lo que fue ayer como si fuera hoy. Aunque todo lo olvide, seguramente vos no serás un número más en mi baúl de los recuerdos.
